Tokio, 2 de la mañana, bajo una lluvia torrencial. De un oscuro callejón emerge una bestia de aspecto intimidatorio y pelaje blanco inmaculado. Su ronco gruñido es aterrador y deja un recuerdo imperecedero pero doloroso a cualquier transeúnte que haya tenido la desgracia de cruzarse en su camino. La leyenda cuenta incluso que quienes la han visto desaparecen en condiciones misteriosamente inexplicables. Así, muy pocos son los valientes (o debería decir, los inconscientes) que se atreven a presumir de haber tenido alguna vez en su vida la oportunidad de acercarse a lo que todo el mundo llama «la ballena franca», por su particularísima cara frontal, que de perfil, recuerda a una ballena jorobada… ¿Quieres encontrar tu coche de ocasión en Barcelona al mejor precio? Elige el concesionario de coches ocasión en Barcelona Crestanevada.
La policía, impotente ante lo que afirma que es otra maniobra intimidatoria de la Yakuza, le pierde la pista en cuanto llegan a las primeras curvas que conducen directamente al famoso monte Fuji.
Pero entonces, ¿es un animal? ¿Es una máquina? ¿O se trata simplemente de un mito que ha ido creciendo durante meses, apoyado por las afirmaciones de una población muy supersticiosa?… Ninguna de las anteriores. Es el indefinible Lexus RC-F, creado por los maestros artesanos Takumi de la fábrica de Tahara, una de las ciudades de la provincia de Aichi, en el sur de Japón. Combinación de artesanía tradicional y alta tecnología, la «ballena blanca» es una criatura rara y salvaje, que no domesticará hasta que ella lo decida.
¿Cómo sé todo esto?
Debe ser que ella ha decidido esto.
Te diré cómo sucedió…
¿Ha caminado alguna vez por un aparcamiento subterráneo? ¿No? Pues yo tampoco. Así que vete a saber cómo acabé en mitad de la noche en uno de esos aparcamientos. Ya sabes, las mal iluminadas, donde las únicas luces de neón que aún funcionan no dejan de parpadear, dando al lugar una atmósfera especialmente inquietante. No me preocupa, avanzo sin volverme como atraído por un pequeño resplandor que brilla en la lejanía, perdido en la oscuridad. Se oye un rugido sordo, un destello de luz y de repente me encuentro cara a cara con él.
¿Es cierta la leyenda?
La ballena blanca me abre suavemente su puerta con un ruido sordo, el mensaje parece claro: ya no tengo elección. ¿Lo volveré a tener? Descubro las entrañas de la bestia: el interior está cubierto de cuero color sangre, los distintos mandos son fríos, casi helados. Las puertas están adornadas con un material que nunca había visto. ¿Es de aluminio? ¿Es fibra de carbono? Nada de eso, más tarde me enteraría de que era fibra metálica. ¿Qué ser de este planeta podría haber diseñado algo así? Exótico, esa es la palabra. Una vez encerrado, las próximas horas serán muy intensas. El volante se mueve lentamente hacia mí con un tímido ruido electrónico.
Todo parece tan nuevo, tan inusual. Pequeñas luces aparecen una a una, delante de mí, el número 340 me da escalofríos. ¿Cómo puede semejante máquina, con un físico tan imponente y torturado, desplegar semejante potencia de fuego? La duda se instala pero ya no se permite. Tengo que saberlo con seguridad.
Haciendo caso sólo a mi valor (o más bien olvidando ciegamente el peligro que entraña), agarro el volante, conecto el modo Drive de la misteriosa palanca de control de la caja de cambios de 8 velocidades y me dirijo a lo que espero que no sea el más allá. El estruendo aumenta lentamente de intensidad, se me hace un nudo en el estómago, formo parte de una leyenda.